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Riesgo vs Peligro: Importancia de la diferenciación en la gestión de riesgos corporativos

Riesgo vs Peligro: Importancia de la diferenciación en la gestión de riesgos corporativos

 

La comprensión adecuada de los conceptos de riesgo y peligro es esencial para una gestión de riesgos eficaz. Aunque estos términos se utilizan con frecuencia como sinónimos, sus diferencias son fundamentales para garantizar la precisión en la identificación y evaluación de los riesgos en el ámbito organizacional. Las normas ISO 31000 e ISO 31073 proporcionan una base sólida para diferenciar y entender cada uno de estos conceptos, definiendo su papel y aplicabilidad en el proceso de gestión de riesgos.

La norma ISO 31000, ampliamente reconocida como referencia en gestión de riesgos, define el riesgo como el "efecto de la incertidumbre en los objetivos", dejando claro que el riesgo no se limita a aspectos negativos, sino que también abarca oportunidades que pueden contribuir al logro de los objetivos de la organización. Por otro lado, el concepto de peligro, tratado en la ISO 31073, se refiere a una fuente o situación con el potencial de causar daño, destacando su naturaleza inherente y diferenciada del riesgo propiamente dicho.

En el contexto organizacional, la distinción entre riesgo y peligro no es solo conceptual, sino también operativa, ya que influye directamente en cómo las organizaciones llevan a cabo la identificación, análisis, evaluación y tratamiento de los riesgos. En este artículo, exploraremos en profundidad los conceptos de riesgo y peligro, abordando sus diferencias, cómo se gestionan en el proceso de gestión de riesgos y la evolución de los criterios de análisis de riesgos a lo largo de las ediciones de la ISO 31000.

Así, buscamos ofrecer una visión amplia sobre el papel de estos conceptos en la gestión de riesgos corporativos, promoviendo una comprensión clara y práctica que contribuya a la toma de decisiones informadas y a la protección de los intereses de la organización.

Ahora entenderemos en detalle las definiciones de riesgo y peligro, y cómo cada uno de estos conceptos contribuye al éxito del proceso de gestión de riesgos.

 

Definición de riesgo según la ISO 31000

 

La norma ISO 31000 define el riesgo como el "efecto de la incertidumbre en los objetivos", enfatizando que el riesgo está directamente relacionado con la posibilidad de eventos o circunstancias que puedan impactar, positiva o negativamente, los objetivos de la organización. Por lo tanto, el riesgo no se limita a amenazas, sino que también incluye oportunidades que, si se aprovechan, pueden impulsar a la organización hacia el éxito. Esta visión ampliada del riesgo como algo que puede generar tanto resultados positivos como negativos es uno de los pilares fundamentales de la gestión de riesgos moderna.

En la ISO 31000:2009, el enfoque en la evaluación de riesgos se centraba en dos elementos clave: probabilidad e impacto. La probabilidad se refería a la frecuencia o la posibilidad de que ocurriera un determinado evento, mientras que el impacto indicaba la magnitud de las consecuencias en caso de que el evento se materializara. Este enfoque era lo suficientemente robusto para identificar y clasificar los riesgos en términos de su relevancia para la organización, permitiendo una comprensión clara de los potenciales efectos adversos o beneficiosos.

Sin embargo, con la revisión de la norma en 2018, hubo una ampliación significativa de los criterios de análisis de riesgos, yendo más allá de la probabilidad y el impacto. La ISO 31000:2018 introdujo un conjunto de 8 criterios que hacen que el análisis de riesgos sea más amplio y detallado. Estos criterios incluyen aspectos como incertidumbres, fuentes de riesgo, consecuencias, probabilidades, eventos, escenarios, controles y su eficacia. Esta evolución refleja la necesidad de un análisis más holístico y adaptado a la creciente complejidad de los escenarios empresariales y las incertidumbres que rodean el entorno organizacional.

La relación del riesgo con la estrategia y los objetivos organizacionales es un punto central de la ISO 31000. La gestión eficaz de los riesgos tiene como objetivo garantizar que estos sean identificados y tratados de manera que respalden el logro de los objetivos estratégicos de la organización, promoviendo la resiliencia y la sostenibilidad de los negocios. Con la evolución de los criterios de análisis, las organizaciones cuentan con una base más consistente para evaluar el impacto de los riesgos en sus objetivos y tomar decisiones fundamentadas, que consideren tanto los desafíos como las oportunidades.

De esta manera, la ISO 31000 no solo define el concepto de riesgo, sino que también establece un camino para que las organizaciones desarrollen un enfoque integrado, donde el riesgo se considere como una parte esencial del proceso de toma de decisiones, alineándose directamente con los objetivos y la estrategia organizacional.

 

Definición de peligro según la ISO 31073

 

El concepto de peligro, tal como se presenta en la ISO 31073, se refiere a una fuente o situación que tiene el potencial de causar daños, especialmente en lo que respecta a la seguridad, la salud y el medio ambiente. A diferencia del riesgo, que implica incertidumbre y la probabilidad de eventos que pueden afectar los objetivos organizacionales, el peligro se caracteriza como una condición intrínseca a la actividad, sustancia o situación, y es, por tanto, inherente al contexto en el que se encuentra.

El peligro, por lo tanto, es algo que existe independientemente de la probabilidad de causar daño. Por ejemplo, una sustancia química tóxica es un peligro por sí sola, ya que posee características que pueden resultar en daños a la salud humana o al medio ambiente si no se maneja correctamente. Esta distinción es importante para la gestión de riesgos, ya que permite que las organizaciones identifiquen peligros durante el proceso de evaluación de riesgos y determinen qué acciones preventivas son necesarias para evitar la exposición a posibles daños.

Mientras que el riesgo es una medida que implica al menos la evaluación de la probabilidad y del impacto, el peligro es simplemente la presencia de una fuente de daño potencial. De este modo, la gestión de riesgos implica la identificación de los peligros y el análisis de los riesgos asociados a estos peligros, para determinar cómo tratarlos y mitigar los efectos adversos. La distinción entre peligro y riesgo es fundamental para que las organizaciones puedan abordar los riesgos de manera estructurada, garantizando la seguridad y el bienestar de sus colaboradores y del medio ambiente.

En resumen, mientras que el riesgo es la incertidumbre asociada al efecto en los objetivos de la organización, el peligro es la fuente que tiene el potencial de causar ese efecto. Esta diferenciación permite que la gestión de riesgos sea más precisa y eficaz, con una clara identificación de los elementos que necesitan ser controlados para minimizar los impactos negativos y maximizar las oportunidades.

 

Diferencias fundamentales entre riesgo y peligro

 

Las diferencias fundamentales entre riesgo y peligro se manifiestan en tres áreas principales: naturaleza, evaluación y gestión. La naturaleza del peligro es intrínseca, es decir, es una característica inherente a una situación, actividad o sustancia que tiene el potencial de causar daño. Por otro lado, el riesgo implica la incertidumbre en relación con el impacto en los objetivos de la organización y depende de la probabilidad y el impacto de que ocurra un evento. Mientras que el peligro es estático y constante, el riesgo es dinámico y depende del contexto, pudiendo cambiar a medida que cambian las circunstancias.

En lo que respecta a la evaluación, el peligro no implica un análisis de probabilidad. Es, por definición, algo que puede causar daño. Por otro lado, la evaluación de riesgos considera al menos la probabilidad de que ocurra un evento y el impacto que dicho evento pueda tener en los objetivos de la organización. De esta manera, la evaluación de riesgos es un proceso más complejo que implica el análisis de varios factores para determinar la importancia del riesgo y qué acciones serán necesarias para gestionarlo.

En términos de gestión, el peligro se gestiona principalmente mediante medidas preventivas que eviten la exposición al peligro o minimicen sus efectos. Por ejemplo, el almacenamiento seguro de sustancias químicas peligrosas es una medida de gestión del peligro. En cambio, la gestión de riesgos implica un proceso más amplio que incluye la identificación de los riesgos asociados a un peligro, el análisis de su probabilidad e impacto, la evaluación de su significancia y la implementación de acciones para mitigarlos, transferirlos o aceptarlos.

Un ejemplo práctico que ilustra la diferencia entre riesgo y peligro es el uso de electricidad en una instalación industrial. La electricidad es un peligro, ya que tiene el potencial de causar descargas eléctricas, incendios o explosiones. El riesgo relacionado con la electricidad dependerá de varios factores, como el estado del cableado, la formación de los empleados y las medidas de seguridad adoptadas. Si los trabajadores no están debidamente capacitados o si el mantenimiento de los equipos no se realiza adecuadamente, el riesgo de un accidente aumenta significativamente. Por lo tanto, el peligro es constante (la electricidad), mientras que el riesgo varía según las medidas de control y el contexto.

Otro ejemplo puede ser en relación con el manejo de productos químicos. Un producto químico corrosivo es un peligro porque tiene el potencial de causar quemaduras graves en la piel. El riesgo asociado con el manejo de este producto depende de la probabilidad de exposición (por ejemplo, el uso inadecuado de equipos de protección personal) y del impacto en caso de contacto con la piel. La buena gestión de los riesgos, en este caso, implica una formación adecuada, el uso de EPP y procedimientos de seguridad que minimicen el riesgo de exposición al peligro.

Estos ejemplos ayudan a demostrar cómo la diferencia entre peligro y riesgo no es solo teórica, sino que también tiene implicaciones prácticas en la forma en que las organizaciones conducen sus actividades y protegen a sus colaboradores y al medio ambiente. Comprender esta diferencia es esencial para una gestión de riesgos eficaz, garantizando que todos los peligros potenciales sean identificados y los riesgos asociados sean debidamente controlados.

 

 

Integración de los conceptos en la gestión de riesgos

 

La integración de los conceptos de riesgo y peligro en el proceso de gestión de riesgos es un aspecto fundamental para garantizar un enfoque holístico y eficaz. Tanto los riesgos como los peligros deben ser considerados y analizados durante las fases de identificación, análisis, evaluación y tratamiento de los riesgos, ya que son complementarios y proporcionan una base sólida para comprender la totalidad de las amenazas y oportunidades que enfrenta la organización. Durante el proceso de gestión de riesgos, los peligros se identifican inicialmente como fuentes potenciales de daño. Luego, se analizan los riesgos asociados a estos peligros, teniendo en cuenta los criterios de riesgos adoptados por la organización.

La distinción clara entre riesgo y peligro permite que las organizaciones adopten un enfoque más específico y preciso para el tratamiento de los riesgos. La identificación de los peligros es un paso esencial para reconocer los elementos que pueden causar daños, pero solo a través del análisis de los riesgos asociados se puede entender el grado de incertidumbre y la probabilidad de que estos peligros se manifiesten de manera perjudicial para los objetivos organizacionales. De esta forma, es posible priorizar los riesgos que requieren mayor atención e implementar acciones de control adecuadas para mitigar o eliminar sus efectos.

La importancia de distinguir claramente entre riesgos y peligros también radica en la forma en que se diseñan e implementan los controles. Los peligros, al ser fuentes de daño potencial, deben ser controlados con medidas de seguridad que eviten la exposición directa. Por otro lado, los riesgos se gestionan con base en un análisis de costo-beneficio, considerando las opciones de mitigación que puedan reducir la probabilidad o el impacto de un evento adverso. Esto significa que una gestión de riesgos eficaz implica tanto la eliminación o minimización de los peligros como el análisis detallado y el tratamiento de los riesgos asociados a estos peligros.

Por ejemplo, en una industria química, una sustancia química peligrosa representa un peligro, y su control implica medidas específicas como almacenamiento seguro, señalización adecuada y capacitación de los empleados. El riesgo asociado al manejo de esta sustancia se evalúa con base en factores como la frecuencia de exposición, la efectividad de los equipos de protección personal (EPP) y la capacitación recibida por los colaboradores. La gestión de riesgos, por tanto, abarca tanto el control de los peligros como la mitigación de los riesgos, garantizando que las medidas adoptadas sean adecuadas para proteger a los trabajadores y minimizar los impactos negativos en el medio ambiente.

Así, integrar los conceptos de riesgo y peligro en la gestión de riesgos significa abordar todas las etapas del proceso de manera integral, desde la identificación de los peligros hasta la evaluación y tratamiento de los riesgos asociados. Con ello, las organizaciones no solo aumentan su capacidad para prevenir incidentes, sino que también fortalecen la resiliencia, garantizando la continuidad del negocio y contribuyendo a la sostenibilidad de sus operaciones.

 

Conclusión

 

A lo largo de este artículo, hemos explorado los conceptos de riesgo y peligro, destacando sus diferencias fundamentales y cómo cada uno contribuye al proceso de gestión de riesgos. El riesgo se define como el efecto de la incertidumbre en los objetivos de la organización, mientras que el peligro es una fuente o situación con el potencial de causar daño. Esta distinción es esencial para garantizar que los riesgos sean adecuadamente evaluados y tratados, considerando no solo las amenazas, sino también las oportunidades que puedan surgir.

Comprender las diferencias entre riesgo y peligro permite que las organizaciones aborden la gestión de riesgos de una manera más estructurada y eficaz. Los peligros deben ser identificados y controlados para evitar la exposición a fuentes de daño, mientras que los riesgos deben ser evaluados en relación con sus criterios para poder ser priorizados y gestionados de acuerdo con los objetivos de la organización. La distinción entre estos conceptos también es esencial para garantizar que las medidas de control se diseñen e implementen de manera adecuada, asegurando la seguridad de los colaboradores y la protección del medio ambiente.

Por último, la integración de los conceptos de riesgo y peligro en la gestión de riesgos es vital para el desarrollo de un enfoque holístico que contribuya a la resiliencia organizacional y a la continuidad del negocio. Al comprender claramente los conceptos y aplicar las mejores prácticas de gestión de riesgos, las organizaciones no solo pueden evitar pérdidas, sino también aprovechar oportunidades que contribuyan al éxito y la sostenibilidad a largo plazo.